LOS DATOS que arrojan sobre violencia de género vuelven a avergonzarnos al
presentar un país en el que cerca de 2,5 millones de mujeres han sufrido algún
tipo de violencia sexual o física. Algo debemos estar haciendo mal cuando el
13% de las mujeres dice sentir miedo de su pareja y el 67,7% de las maltratadas
sigue sin denunciar a su verdugo pese a los múltiples programas que los
sucesivos gobiernos de El Salvador han puesto en marcha en los últimos años
para concienciar y detener las agresiones machistas. Sí es muy posible que, al menos, hayan servido para aflorar casos
que antes se silenciaban por falta de apoyo o sensibilidad social.
La publicación de diarias sobre violencia de género, cada cuatro mujeres, coincidió con la dolorosa
rutina de dos nuevos asesinatos, que volvieron a subrayar,
lamentablemente, la necesidad de mejorar la respuesta preventiva.
El caso es peor porque no solo se desaparecen mujeres más bien jóvenes secuestrados
por pandilla esto revela que la
violencia de género sigue cebándose con los colectivos más vulnerables, como
las discapacitadas o los niños. En muchos casos más de la mitad de las las mujeres afirma que sus hijos menores han presenciado
episodios de malos tratos y, en el 64,2% de estos casos, acabaron sufriendo
también la violencia.
Cuando la radiografía se amplía para incluir también la violencia
psicológica de control, el número de mujeres que han padecido abusos se dispara
hasta los cinco millones. Una de cada cuatro salvadoreñas dice haber sufrido
trabas por parte de su pareja para relacionarse con amigos, sospechas de
infidelidad, indiferencia en el trato o la presión de tener que justificar en
cada momento el lugar en el que se encuentra. Es muy preocupante que
sean precisamente las más jóvenes, las que tienen entre 16 y 19 años, las que
dicen sufrir este tipo de coacción atmosférica con mayor intensidad.
El Gobierno debería poner el foco en la educación para acabar con este tipo de
conductas atávicas. Y más después de que estas edades
son clave desvelando en enero que una de
cada tres Jóvenes Salvadoreñas de entre
15 y 19 años las ve aceptables.
El INJUVE o la Secretaria de Inclusión Social debería tener más protagonismo
ya como parte del Gobierno para la
Violencia de Género, es de destacar que
las cifras de violencia están mal. Sería deseable que los datos para poder comparar con rigor los
países y legislar en común para acabar con el machismo violento. Porque con trabajo riguroso y empeño se abre paso la esperanza:
el 77,6% de las maltratadas logra salir de la violencia de género, frente al
72% que lo hacía en 2018.
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