1. Permítete un momento soñar con tus metas, ¿qué sientes?
Cuando te paras a pensar por un momento acerca de lo que serías si lograses tu metas te emocionas, te entusiasmas, te motivas ¿a qué sí? Vislumbrar el objetivo en sí mismo te crea una fuerza motivacional que te lleva a tomar medidas. Cuando vives diariamente bajo la influencia de conseguir tus objetivos, tu vida ya de por sí se enriquece.Independientemente de que luego lo consigas o no, vivir pensando en el objetivo y en que lo vas a conseguir ya cambia el modo que tienes de vivir y de percibir el mundo que te rodea. ¡Persigue lo que crees que es posible, ya que si no crees nunca podrá llegar a ser!
2. Grandes metas, grandes logros
No tengas miedo a establecer grandes metas. Cuando estableces grandes metas tu visión de la realidad se amplia tanto que te das cuenta de cosas que no te enterarías si las metas no fuesen tan grandes.Cuando estableces metas grandes empiezas a ser consciente de la necesidad de hacer cambios en niveles más inferiores para conseguir esa meta. Cuando te das cuenta de esto, empiezas a hacer los pequeños y distintos cambios que necesitas para cumplir esa meta más grande, creando así un efecto dominó que se amplia a otras áreas de tu vida de una manera muy positiva y enriquecedora para ti.
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